Es interesante conocer algunos pasajes o notas biográficas del común antecesor, Juan Bautista Cervera Ferrera (gen 20), padre de Pascual Cervera Topete, del que sabemos bastante más por cierto, pero que en absoluto desmerecen de las de su famoso hijo.
Se trata pues del padre de los tatarabuelos de una gran mayoría de miembros de las generaciones actuales vivas de la familia.
Juan Bautista Cervera Ferrera, viene nombrado en algunos documentos con una ortografía diferente a la que conocemos y que figura en nuestro catálogo familiar, y podemos verlo llamado Juan Baptista Servera y Ferrera en documentos de principios del siglo XIX. Su padre, Pascual Jaime de Cervera y Aguilar, figura en no poco de ellos como Pasqual Jayme.
Nuestro protagonista nace en la última década del siglo XVIII, en 1794, y conoce de niño-adolescente la invasión francesa de las tropas de Napoleón a principios del siglo siguiente.
El casi aún niño, Juan Cervera, decide en 1808, con solo 14 años, alistarse en los ejércitos nacionales para tomar parte en la guerra de la Independencia, y así se lo hace saber a su padre, que accede a sus pretensiones. A pesar de ser tan joven, contaba con la edad mínima reglamentaria para incorporarse a la milicia, y a tal efecto instancia al Rey Fernando VII en septiembre de ese año.
El texto de la instancia aporta datos e informaciones curiosas o significativas. El papel timbrado utilizado, es del tiempo de Carlos IV, así lo indica el sello al efecto, pero un estampado debajo del mismo reza VALE PARA EL REYNADO DE S.M. EL SEÑOR D. FERNANDO VII, siendo su precio “quarenta maravedis”.
Serenísimo Señor
Dn Juan Baptista Servera y Ferrera, hijo lexítimo de Dn Pasqual Jayme, Caballero maestrante de la de Ronda, y de Da. Leonor María de la Paz Ferreras y Montes de Oca, deseoso de sacrificar su vida en defensa de la Patria a exemplo de sus tios Dn José y Dn Pedro Juan, que entraron de cadetes en el Regimiento de Galicia, y en la actualidad lo estan, el primero de Teniente de Navío en el Cuerpo de Ingenieros hidráulicos, y el segundo de Capitan de Granaderos del de Infantería de Linia de Loxa:
A.V.A.S. (a vuestra alteza serenísima) Suppca. Le conceda la gracia de Cadete en el mencionado Regimiento de Loxa en donde está el expresado su tio Dn Pedro Juan, hermano de su padre como lo justifica las Fées de Bautismo señaladas con los numeros 1º y 2º, y con la del numero 3º, acredita el suplicante tener la edad que previenen las Reales Ordenanzas, y con el numero 4º, la obligación de asistencia: gracia que espera merecer de V.A.S.
Medina Sidonia 23 de septiembre de 1808
Firmado por el suplicante a continuación, y con toma de razón en el margen izquierdo del documento por parte del coronel del Regimiento, firmándolo en Granada al mes siguiente.
Entró Juan Cervera Ferrera en el ejército de cadete como hemos visto. Esta adhesión debía estar “apadrinada” por personas de la nobleza. Sus tíos hacen tal función. Cervera no es un militar de carrera en sentido estricto. En poco menos de un año, Fernando VII expide el despacho de subteniente para cubrir una vacante que se produjo por ascenso. El Despacho está expedido en el Real Alcázar de Sevilla el 18 de agosto de 1809.
La vida militar de Cervera transcurre desde 1808 hasta 1815 prestando servicio en los Regimientos de Infantería de Loja, en el 2º de Burgos, en el 9º de Granaderos, y por último en el Regimiento Provincial de Jerez., en total 6 años, 10 meses y 2 días.
Durante su vida activa en la milicia, tomó parte en muchas acciones de guerra. En febrero de 1809 en Consuegra, siguiendo Ciudad Real, Toledo y Aranjuez, y en Ocaña, el 19 de noviembre, fue hecho prisionero. Su valor en tales acciones quedó acreditado y así consta al ser condecorado por el Rey, en cuya cédula de concesión se puede leer que, con su División, "arrastró con extraordinario valor el día trece de Abril de mil ochocientos trece en los campos de Castilla, obligando con bizarría a retirarse a las huestes enemigas hasta la línea del Júcar". Y como prisionero fue trasladado hacia el norte de España, consiguiendo escapar y teniendo que atravesar todo el territorio a través de campos y montes, ocultándose de las tropas francesas que tenían ocupada prácticamente toda la nación, y así, corriendo riesgos y peligros constantes, consiguió llegar hasta su casa en la provincia de Cádiz. Se volvió a reincorporar al ejército, participando en numerosas acciones de guerra en Cataluña, incluyendo Barcelona.
Se cuenta la anécdota de su estancia en su casa de Medina Sidonia tras la fuga, de la que se dice que el mando francés tenía conocimiento, y que este último avisó a su padre don Pascual Jaime, de que “próximamente se efectuarán unas inspecciones de casas para buscar prisioneros evadidos...”, al objeto de dar pie a que se ocultara, pues existió un cierto aprecio del francés sobre nuestro personaje y familia.
El 13 de julio de 1815, Fernando VII expide el documento de licencia absoluta “para separarse del servicio con uso de uniforme de retirado y goce de fuero criminal”. Es de destacar, que Cervera, cuando instancia al Rey pidiéndole su pase al retiro, lo justifica “por la necesidad de atender a los intereses de su casa”. Ya contaba con 21 años de edad, y empezaría su etapa de propietario y agricultor.
Debido a sus meritorias acciones de guerra fue condecorado, recibiendo, ya una vez retirado, cédula de concesión para uso de condecoración que “debe ser arreglada al diseño aprobado y anunciado....y previene que no se le ponga impedimento en su uso por ninguna Autoridad militar ni civil: por ser así su soberana voluntad.”. Esta condecoración se refiere a la que Fernando VII concedió a Generales, Jefes y Oficiales por el valor, disciplina, constancia y buen orden que brillaron en todas sus operaciones.
Queda un último requisito que era preceptivo en la época, que se traslada al tiempo incluso del reinado de Isabel II, y que era la “purificación”. Tenía tal acto un sentido del estilo del antiguo certificado de penales y rebeldes que se expedía hace unas décadas. Las “purificaciones” se llevaban a cabo a todos los militares que sirvieron bajo el reinado de Fernando VII, y garantizaban la lealtad, y ausencia de actitudes ocultas o anti monárquicas, y por supuesto la no participación en actividades para favorecer al enemigo. La literatura sobre este tema es muy densa y compleja, y hay tratadistas que la asemejan poco menos que a autos de Fe sin la parte final, claro. No todas las “purificaciones” eran honestas, y en no pocas ocasiones se buscaban testigos aleccionados para hablar en contra del purificando si ello convenía a la Autoridad que la expedía.
Sea como fuere, el 27 de junio de 1827 la llamada Junta de Purificaciones Militares de Andalucía “purifica” a nuestro protagonista. En el cuerpo del certificado al respecto, se puede leer: “...expediente de Purificación del teniente retirado Dn Juan Cervera, formado con arreglo a lo que previene la Real Cédula de 9 agosto de 1824, y vistos por la misma los informes reservados recibidos de sujetos fidedignos, acordó en Sesión de 21 del mes anterior declararlo purificado...”
De ahí en adelante, la vida de Juan Cervera en Medina Sidonia ya la conocemos. Bajo el reinado de Isabel II, recibe los nombramientos como Teniente de Alcalde de la ciudad para dos bienios consecutivos, nombramientos estos que dependían del entonces Ministerio de la Gobernación del Reino.
Esta es la historia de un antepasado común, padre de los hermanos Cervera Topete de los que se desgajan todas las ramas que componen esta gran familia de familias.