Importancia y valor de los documentos gráficos y fotográficos para la historia
Ángel Luis Cervera Fantoni
Doctor en Historia y en Economía
Las imágenes captadas por una cámara constituyen una fuente histórica de primera magnitud. Las fotografías suponen un material de gran valor para el historiador o investigador, ya que completa y complementa el discurso histórico elaborado a través de la utilización de fuentes tradicionales como son los documentos de archivo o la prensa, es decir, las fuentes textuales.
En esta web se procura cuidar todo aquello que podríamos denominar documentos visuales. Para ello se han seleccionado textos y fotografías, algunas que no habían sido publicadas antes y, por consiguiente, eran de difícil acceso a los investigadores. También se aportan materiales cinematográficos, aunque de forma más limitada, ya que el cinematógrafo fue inventado a finales del siglo XIX y de esta época existen limitados registros en celuloide.

En relación con la fotografía, nuestro interés no entra en el campo de la fotohistoria, que analiza la técnica empleada por el operador o el tipo de fotografía utilizado (daguerrotipo, calbotipo, ferrotipo, foto estereoscópica, etc.), sino en los mensajes transmitidos, las motivaciones que llevaban a hacer un determinado retrato y el por qué o la oportunidad de la instantánea.
En cuanto a la aparición de los primeros testimonios gráficos en la prensa, mediante fotografías, hay que decir que las nuevas técnicas de fijación y captura de la imagen presentaban serios problemas, además de las dificultades inherentes para transportar el equipo fotográfico a utilizar.

El francés Jean Laurent fue el más activo propagador de la fotografía en la España decimonónica y su figura más representativa y emblemática. En 1857 iniciará una serie de viajes por España acumulando miles de placas fotográficas producto de sus continuos viajes, registrando visualmente obras de arte, tipos populares, obras públicas, paisajes, etc.
Aspecto parcial del puerto de la ciudad de Cartagena, fotografía tomada por Laurent en 1872
Para conseguir una foto aceptable, era necesario disponer de un cierto tiempo de exposición y las placas sensibles necesitaban de cuidados especiales. Podían obtenerse fácilmente vistas de edificios y monumentos, pero cuando el objetivo a fotografiar conllevaba movimiento surgían complicaciones técnicas. Algunas ilustraciones muy buenas la prensa las convertía en fotografías, a veces acompañadas de algún comentario como “la cámara no miente”. Si bien la calidad de las fotografías era entonces bastante deficiente, es fácil hoy en día distinguir lo que era realmente una foto de lo que no lo es. Cuando el trabajo del artista no podía considerarse lo suficientemente aceptable para ser confundido con una imagen obtenida mediante cámara se decía: “dibujo realizado teniendo delante una fotografía como modelo”. Para añadir a continuación: “fue obtenida con gran riesgo para el fotógrafo”.

En 1888 llega otra revolución con el invento de la cámara Kodak, una pequeña cámara provista de un objetivo capaz de fotografiar sin enfocar previamente cualquier objeto situado a una distancia superior a tres metros. 

A finales del siglo XIX una modalidad fotográfica, la estereoscópica, gana adeptos entre los operadores profesionales y aficionados. Básicamente consistía en una doble toma de cada fotografía, captada por cámaras provistas de dos objetivos levemente convergentes y separados 9 cm. Estaban provistos de un solo obturador, de forma que ambas lentes captaban a la vez cualquier imagen que era impresionada por separado en dos espacios de la placa negativa. Una vez positivadas y copiadas en papel o cristal, se tenían que contemplar con unos visores especiales que producían en el espectador una impactante sensación de profundidad y tridimensionalidad de los objetos, paisajes o personas fotografiadas. Era el “3D” del siglo XIX.

Entre las fotografías estereoscópicas realizadas por los estadounidenses en Cuba y Filipinas abundan las dramatizaciones sobre españoles malvados y heroicos libertadores estadounidenses e incluso las alegorías, un género pictórico que la fotografía heredó de la pintura y que se siguió practicando hasta bien entrado el siglo XX.
Fotografía estereoscópica tomada en los restos del acorazado USS Maine (1898)
Cámara fotográfica estereoscópica con dos objetivos Gaumont
Santiago Ramón y Cajal, Premio Nobel de Fisiología y Medicina en 1906, fue un entusiasta y apasionado de la fotografía. En 1912 publicó uno de sus libros más interesantes (“Fotografía de los colores”) y escribió: “analizar la fotografía es viajar en el tiempo” “…la fotografía constituye ejercicio científico y artístico de primer orden. Por ella vivimos más y mejor. Gracias a ella el registro fugitivo de nuestros recuerdos conviértese en copioso álbum de imágenes, donde cada hoja representa una página de nuestra existencia íntima y un placer estético redivivo”.

Los reportajes fotográficos de contenido militar llegaron a hacer furor entre el gran público, y las placas que mostraban escenas de guerra y ejércitos en campaña eran exhibidas en espectáculos ópticos que deambulaban por las ciudades y pueblos en días de feria. El público visionaba las placas mientras escuchaba música procedente de gramófonos o de organillos. Sólo la irrupción del cinematógrafo acabaría con estos espectáculos ópticos, supervivientes hasta la década de 1920.


El valor histórico de la fotografía

Durante la producción y rodaje del documental “La caída del imperio español” en 1991 tuve la oportunidad de visitar en Washington la Biblioteca del Congreso de los EE.UU., y me reafirmé en el inmenso valor que tiene la fotografía histórica. Hice copias de algunas fotos estereoscópicas que jamás habían visto la luz hasta ese momento y que constituían un documento periodístico de excepcional valor que enriquecía el mensaje y valor del documental.

Actualmente la fotografía está considerada dentro de las últimas tendencias historiográficas como una fuente singular que hay que aprender a utilizar, aunque en el campo de la historia militar y naval lo cierto es que todavía nos encontramos a un nivel lejano del que sería deseable…

Revisando parte de las 2.000 fotografías con las que se parte para alimentar esta web comprobamos que algunos acontecimientos históricos están suficientemente recreados por los operadores amateurs de la época que, mediante sus placas, pudieron dejar el testimonio gráfico de los usos y costumbres del momento. Sin embargo, esa recreación de la vida cotidiana se efectuaba en función de las pautas culturales predominantes, desechando inmortalizar aquello que rechazaba la mentalidad de entonces. Me refiero, por ejemplo, a las imágenes de los “reconcentrados” del periodo de Weyler en Cuba, o a las de los “repatriados”, vagando como alma en pena por las ciudades españolas cuando regresaban de sus destinos de ultramar, una vez perdida la guerra, a finales de 1898.

Más allá de convertirse en una técnica consagrada al ejercicio estético y artístico, la fotografía estereoscópica era también un género de reporterismo gráfico que se llevaba incluso al campo de batalla – aunque en muchos casos se tratase de escenas simuladas.


Restauración de fotos antiguas

Es importante preservar nuestra historia fotográfica, y nuestra fotografía histórica. En una época en la que registramos nuestras vidas con la inmediatez de un teléfono móvil, es fácil olvidar que no siempre fue así. En el pasado las fotografías eran inusuales; a menudo solo se tomaban en ocasiones especiales o importantes. A veces las impresiones y los negativos se perdían para siempre con el paso del tiempo o por las condiciones defectuosas de conservación. Por todo ello, es muy importante preservar este patrimonio para las generaciones futuras.

Para la ilustradora Michelle Spalding “el estudio de la luz, la anatomía y de la perspectiva permite reconstruir de manera creíble partes de fotos perdidas o muy dañadas. Quien trabaja en este campo ha de discernir entre los detalles importantes y la información incidental. Esto es especialmente importante en la restauración de rostros”.
Original
Restaurada
Este es un ejemplo de recuperación y restauración de fotografías históricas. La procedencia: Archivo personal del Almirante Cervera (AAC). Legado Familia Cervera. La instantánea está tomada en el despacho de la casa del almirante en Puerto Real (Cádiz), en 1902. Oliver Carrero hizo con esta foto una auténtica “reconstrucción”, debido al mal estado en el que se encontraba. Ahora se pueden apreciar algunos detalles con más nitidez y me atrevería a decir que, analizando la fotografía, podemos viajar con ella en el tiempo introduciéndonos en la “atmósfera” de aquel preciso momento. Incluso podemos reconocer el paipai (abanico, en filipino), que se encuentra colgado en la pared como recuerdo de Cervera durante su última etapa destinado en Joló (Filipinas) o los interruptores de la luz, fabricados en cerámica y metal, que todavía hoy se conservan. La luz de tarde que ilumina esa salita coincide con el rostro sosegado y tranquilo de Pascual Cervera, a sus 63 años. 

Fotografía histórica del Museo Naval

La colección de fotografía histórica del Museo Naval está formada por más de 72.000 fotografías, incluyendo en esta categoría positivos, negativos, placas de vidrio y procedimientos fotomecánicos. 

Los temas con los que cuenta son muy variados: retratos, construcción naval, escuelas navales, puertos, buques, armamento y maquinaria, así como imágenes del propio museo y de las obras que posee. Algunos de estos fondos están agrupados en series y colecciones. La colección Aguilera está formada por más de 7.000 imágenes de buques de guerra de los siglos XIX y XX. Otras series son: Colección Mújica, Fotografías de la Marina francesa, Aeronáutica Naval, Escuela de Torpedos, Fondo de la Guerra Civil, Empresa Nacional Bazán, Álbum marino de Fernández Duro, etc.

En 1933 Julio Guillén Tato fue nombrado director del Museo Naval: Desde entonces se propuso hacer del Museo un centro de estudios náuticos y la creación de un fichero fotográfico con objeto de identificar y registrar los datos referentes a construcciones, pinturas, buques, instrumentos, y cualquier objeto o documento que pudiera interesar al museo en su labor de difusión de las ciencias náuticas. Algunas de las fotos publicadas en esta web pertenecen precisamente a los fondos del museo.