Debido a las necesidades militares que imponen una vigilancia sobre este asunto, durante el cautiverio de Cervera y sus oficiales hubo censura del correo, pero la correspondencia llegó y salió de Annapolis sin apenas dificultades.
Entre los documentos que se conservan del archivo privado del almirante, el primero es un sobre enviado desde EEUU a su nombre, cuando fue a visitar a los heridos de su escuadra en Portsmouth. El de abajo es curioso porque es el sobre de una carta de su hijo y ayudante, Ángel (que se encontraba con su padre prisionero en Annapolis) a su mujer, que estaba en Puerto Real (Cadiz). La carta pasó la censura con el sello que se encuentra a la izquierda y que dice textualmente: “Prisoners letter, censored and forwarded. Navy Department, Bureau of Navigation, Washington DC”.
La correspondencia que le llegaba al almirante permite adivinar lo que opinaba el pueblo norteamericano sobre él. Recibía centenares de cartas y telegramas presentándole sus respetos, que se extendió en el tiempo. Incluso recibió cartas de niños, como esta de una niña norteamericana de 5 años de edad (Gladys Sherman), pidiéndole sellos en febrero de 1899, cuando ya Cervera había regresado a España.
En esta otra (1903) un Contramaestre del USS Gloucester, solicita una fotografía dedicada del almirante