El problema del carbón... en los buques de guerra

Siempre se ha hablado de la dificultad de carbonear en plena guerra y algunos han minimizado este problema pero esta fotografía puede darnos una idea (aunque sea remota) de la dificultad del embarque de carbón en un buque de guerra de la marina francesa de aquella época, pero en situación de paz, no de zafarrancho de combate.

La obtuve cuando visité el Museo Naval de Tolón (Francia). En la foto se aprecia la complicada operación de introducir en las carboneras cantidades de este combustible para alimentar las calderas de los barcos.

Víctor Concas, comandante del crucero Teresa, escribe acerca de los problemas del repostaje de carbón en Santiago de Cuba:

Todo faltaba para un rápido embarco de carbón: lanchones, remolcadores y hasta espuertas, teniéndonos que valer de sacos que habíamos comprado en Cabo Verde para surtir a los destructores; pero insuficientes para servir a los buques mayores, necesitados de mayores elementos (...) en nuestros buques de guerra las carboneras están sacrificadas a teorías de defensa más que al servicio de la máquina; no hay más medio de tomar el carbón que a medida que va saliendo de la carbonera, y si se quiere reservar alguno hay que tenerlo en sacos (...) además de que apenas se consume el primer combustible que está junto a la puerta de salida, hay que acarrearlo por entre carboneras sinuosas llenas de tirantes y angulares de hierro, de tal manera que son muy pocos los barcos de guerra, si es que hay alguno, que pueda aguantar veinticuatro horas su máxima velocidad, porque no hay medio de sacar el carbón necesario de las carboneras y ponerlo en cantidad suficiente a la boca de los hornos.
Víctor Concas, comandante del crucero Teresa

Y añade:

No hay nada más imponente que la cámara de calderas, y que no hay nadie que necesite más valor que un fogonero metido en una carbonera oscura y silenciosa como una tumba
Víctor Concas, comandante del crucero Teresa
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