1.- Resumen
El 2 de julio de 1898 el almirante Pascual Cervera Topete tomó una decisión que sería trascendental para la crítica situación en la que se encontraba: su escuadra se encontraba embotellada en el puerto de Santiago de Cuba por otra mucho más poderosa que bloqueaba su salida a mar abierto, la de los EE.UU.
Él sabía que su escuadra sería destruida y ante la fatalidad que presagiaba solo le quedaban dos opciones para salir de allí: de día o de noche.
Esta cuestión ha sido discutida en numerosas ocasiones por historiadores y constituye el eje de esta investigación. Él decidió salir de día.
2.- Introducción
Durante el día los norteamericanos se mantenían a distancias de la boca del puerto de Santiago que les permitía romper el fuego sobre el primer buque que apareciese por ella.
Por la noche mantenían permanentemente un acorazado iluminando la boca con sus proyectores, sin que la artillería de la plaza (que eran cañones de bronce del siglo XVIII) tuviese suficiente alcance para obligar a retirarse.
Salir de día era enfrentarse con una fuerza notablemente superior en las peores condiciones y sin la más mínima posibilidad de maniobra de ninguna especie, dado que los buques podrían ser batidos, uno a uno al ir saliendo, y los tornos de la boca obligaban a salir forzosamente en esas condiciones.
Salir de noche era peor aún, porque sobre no evitar el ser vistos, la maniobra en los tornos, deslumbrados por los proyectores, forzosamente tenía que ser más lenta y mayor la separación entre buques, con lo que la destrucción de estos, uno a uno, se haría más fácil.
Las cuestiones técnicas o meramente náuticas de Cervera en Santiago de Cuba, eran muy bien conocidas por éste. Sabía de la gran complejidad y riesgo de salir de noche, pero sobre todo sabía que perecerían más hombres tras el combate y hundimiento de sus barcos.
Dada por perdida su escuadra, Cervera intentó que el número de bajas entre sus hombres fueran las mínimas. De hecho, gran parte de las dotaciones no sabían nadar y haciendo la salida de noche, y con la certeza de ser descubierto, el número de bajas hubiera sido, sin duda, muy superior.
La escuadra española estaba compuesta por 2.260 hombres. En el combate naval del 3 de julio de 1898 perdieron la vida 360, por lo que sobrevivieron 1.900.
Con los datos de la época, ¿Se podría hacer una proyección estadística o estimación de cuántos “descendientes” pudieron tener esos 1.900 supervivientes, a día de hoy, en 2019?
Mes y medio después del combate naval, esos 1.900 hombres que estuvieron prisioneros en EE.UU. (Annapolis, Portsmouth y Norfolk) fueron repatriados y regresaron a España para continuar sus vidas, casándose muchos de ellos o teniendo hijos, etc.
La cuestión que aquí se plantea es que, con independencia de que la salida de noche hubiera producido un efecto pavoroso de bajas entre los marinos españoles, la salida de día permitió que muchos descendientes de entre aquellos 1.900 hombres pudieran… contarlo hoy. Pero, ¿podemos hacer una aproximación estadística de los efectos que tuvo aquella decisión trascendental del almirante Cervera? Si ellos hubieran muerto, algunos de nosotros no estaríamos aquí, pero… ¿cuántos individuos podemos decir que “gracias a aquella decisión de salir de día” (minimizando el inevitable desastre, y la consiguiente pérdida de vidas humanas) significó la oportunidad para poder nacer y vivir, después?...
3.- Método empleado en la investigación.
Para hacer una proyección del número de personas que pudieron nacer a partir de los 1.900 supervivientes, era necesario partir de fuentes objetivas, combinadas con asunciones conservadoras, basadas en los avatares de la historia de España en el siglo XX. La cifra obtenida no pretende ser exactamente la real, sino una aproximación verosímil que permita responder a la pregunta “¿Cuántas personas nacieron, a lo largo del Siglo XX, y hasta hoy, gracias a aquella decisión que tomó entonces el almirante Cervera?”
Para comenzar, se consideró el índice sintético de fecundidad (o suma de las tasas de fecundidad) que indica el número medio de hijos que tendría una generación de mujeres, en ausencia de mortalidad, en las condiciones de fecundidad de un año determinado. Los índices fueron tomados de la publicación de la Fundación BBVA “Estadísticas históricas de España”, de 1997; a partir de esa fecha la fuente ha sido el INE.
En segundo lugar, se dividieron los años que van de 1900 a 2018, en 4 bloques, coincidiendo con las fechas de nacimiento de los descendientes del propio almirante, lo que nos da un criterio para establecer 4 generaciones sobre las que trabajar:
En tercer lugar, y con independencia de las 4 “generaciones” anteriores, se analizaron aquellos años en los que hubo grandes variaciones en los promedios, relacionándolos con situaciones históricas que explicaran dichas variaciones. De esta manera se distinguieron varias etapas:
- Hasta 1905, cuyos promedios asumimos similares a los de las ultimas 2 décadas del siglo XIX.
- De 1910 a 1925.
- De 1930 a 1955, con la Guerra Civil Española y la postguerra, donde hay una caída de la natalidad evidente.
- De 1960 a 1975, coincidiendo con el desarrollismo y el baby boom de las décadas de los 60 y los 70.
- De 1980 a nuestros días, donde las tasas se sitúan en los bajos niveles existentes en la actualidad.
A continuación, se calcularon el número de nacimientos (promedios) dentro de cada uno de esos 6 grupos:
Una vez calculados los promedios respectivos de las 4 generaciones de descendientes de Cervera que se indicaba anteriormente, se obtuvieron las siguientes cifras:
A partir de ahí, el promedio de nacimientos de las 4 generaciones indicadas es el siguiente:
- Primera generación: 4,69 hijos
- Segunda generación: 3,43
- Tercera generación: 2,83
- Cuarta generación: 1,41
4.- Conclusiones
Multiplicando cada generación por los descendientes de la anterior se obtuvo el cuadro siguiente, que indica que si todos los supervivientes hubieran tenido hijos y todos los descendientes a lo largo del siglo también, el número de personas nacidas debido a la decisión del almirante Cervera, rozaría la cifra de 250.000 personas.
Como estas asunciones no serían realistas, se decidió aplicar un factor corrector a cada una de las 4 generaciones, de manera subjetiva, pero basada en las circunstancias de cada época de ese siglo en España; ese factor corrector, más realista, asume que no todos los descendientes de cada generación tuvieron a su vez descendientes (muerte prematura, no casamiento, etc.):
Siendo así, la cifra que responde a la pregunta “¿Cuántas personas nacieron, a lo largo del Siglo XX, gracias a la decisión del almirante Cervera?” podría estimarse que estaría por encima de las 175.000 personas con unos criterios que consideramos razonables y conservadores.
5.- Epílogo
Esta investigación ha reflejado una proyección estadística que contempla aspectos de “teoría de la población” aplicados dentro del contexto histórico a los descendientes de los supervivientes de aquel 3 de julio de 1898.
El almirante Cervera tuvo muy claro la decisión que debía tomar de cara al combate naval, que cambiaría el curso de la historia de España… (Solo le dejaron escoger el momento de morir, de día o de noche…)
Con posterioridad, Cervera escribió una carta a uno de sus hijos, que en ese momento se encontraba de alumno en la Escuela Naval Militar, el siguiente mensaje:
“Seguramente, has de oír juzgar mis actos, y muy pocas personas serán las que en esos juicios sean desapasionados; para unos seré un héroe legendario; para otros un cobarde vil y miserable. Para unos seré un ejemplo sublime que habré dado al obedecer las estúpidas órdenes que nos condujeron a la ruina; para otros será un crimen imperdonable el haberlas obedecido. Ni te envanezcas con lo uno, ni te exaltes con lo otro. Considera siempre que todos los actos públicos son del dominio de todos, que pueden censurarlos; evita oír semejantes juicios, tanto los que puedan herirte como los que puedan halagarte; y ten presente que tu padre sólo ha aspirado a cumplir con su deber y pídele a Dios misericordia para él, cuando sea llamado a su Divina presencia…”