La única cosa que podemos hacer es...

De la idea que tenía el Gobierno sobre la situación real en que Cervera y Santiago de Cuba se encontraban en 1898, un claro exponente es el telegrama puesto por el General Correa, Ministro de la Guerra, al General Blanco, Capitán General de Cuba, en aquellos días y que no tiene desperdicio:

La situación muy seria de Filipinas nos obliga a mandar allá los buques y refuerzos de tropas tan pronto como sea posible. Con objeto de poder contender con la escuadra del enemigo en Manila, será indispensable mandar allí una escuadra que no sea inferior. Ahora hay allí sólo dos buques de guerra, y uno de ellos creo que no puede pasar el Canal (se refería, sin duda, a los buques de la escuadra del almirante Cámara, Pelayo y Carlos V, y unos cruceros auxiliares, a los que la enemistad británica les detuvo en Port-Said y no dejó pasar por el canal). La única cosa que podemos hacer es enviar todos los barcos de la escuadra de Cervera que puedan salir de Santiago, pero antes de adoptar una resolución en este sentido, el Gobierno desea conocer su opinión con respecto al efecto que podría producir en el pueblo de Cuba la retirada de la escuadra de Cervera. Este movimiento sería tan solo temporal, y una vez conseguido el objetivo en Filipinas, la escuadra volvería a Cuba sin pérdida de tiempo y fuertemente reforzada
Telegrama puesto por el General Correa, Ministro de la Guerra, al General Blanco, Capitán General de Cuba.

(Recomiendo leer este disparate mayúsculo una vez más, porque aún no me lo puedo creer, escrito por el Ministro de la Guerra...).

Y el comentario que he seleccionado para rematar al anterior lo escribió el almirante Luis Carrero Blanco, que decía:

Si un miembro del Gobierno, y militar además, creía factible que Cervera saliera de Santiago, llegase a Filipinas!!, derrotase a Dewey y regresase a Cuba sin pérdida de tiempo y fuertemente reforzado, ¿qué tiene de extraño que el pueblo, al que se había repetido en la Prensa, hasta la saciedad, que el poder militar norteamericano era una birria, se extrañase, y hasta se indignase, de que la escuadra de Cervera no saliera para barrer a los buques de Sampson?
Almirante Luis Carrero Blanco

Ahora se puede entender mejor cuando Cervera se quejaba de que no sólo no sabía cuál era su misión específica, sino que desconocía los planes del Gobierno, y ninguno de los almirantes de las diferentes escuadras tenía instrucciones, y los que las tenían, pecaban de irrealizables.

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