Tal día como hoy, 8 de septiembre de 1888 -es decir, hace 132 años-, tuvo lugar la botadura del submarino Peral en el Arsenal de la Carraca (San Fernando, Cádiz).
¿Y por qué pongo junto a la foto de la botadura de aquel momento una imagen de mi padre, almirante Manuel Cervera Cabello?...... pues sencillamente porque él fue submarinista y durante toda su vida militar tuvo a gala lucir en su pecho el distintivo que le hizo conocer y vivir a fondo el arma submarina: fue comandante del C-1, C-4, General Mola y Jefe del Arma Submarina entre 1943 y 1944. Él me transmitió su pasión por esa durísima especialidad que escogió... y muchos años después yo, como historiador naval en un Foro como es éste quiero compartir una respetuosa reflexión:
El eminente historiador naval británico, Anthony Preston, en su obra “Sea Power...”, escribe: “El submarino propulsado eléctricamente de Peral no fue nunca aceptado por la Armada española a causa de la obstrucción oficial. El motor eléctrico probó ser la respuesta al problema de la propulsión, y todos los submarinos siguientes deben algo a este prototipo. El problema de la propulsión estaba en vías de solución, pues al tiempo que Garret y Nordenfelt iban adelante con sus proyectos, un joven oficial de la Marina española, el Teniente de navío Isaac Peral, trabajaba en un submarino eléctrico. Es un extraño giro de la fortuna el que un país pequeño y subdesarrollado como España, hubiese producido el primer submarino moderno, cuando la primera potencia marítima y de construcción naval del mundo, Gran Bretaña, fuese aún incapaz de disponer de un medio adecuado de propulsión...”. Este es uno de los mejores elogios que se pueden rendir al genio de Peral.
Los esfuerzos de Peral quedaron prácticamente olvidados; máxime después de la muerte del ilustre marino e inventor. Pocos años después, tendría que ser la propia Marina de los EE.UU. la que admitiese que la sola existencia de un par de submarinos Peral en Cavite y Santiago de Cuba hubiera hecho a las escuadras americanas de Dewey y Schley/Sampson ser mucho más prudentes en sus operaciones de bloqueo y hubiesen podido evitar la destrucción de las fuerzas de Montojo y Cervera con la impunidad en que lo fueron.
Fuera de España, el camino señalado por Peral fue seguido por otros precursores, entre ellos John Holland, de los EE.UU., pero con unos desarrollos que fueron en su tiempo por detrás del español.
Por eso quiero desde esta tribuna homenajear la figura del Peral, que pudo haber cambiado el rumbo de la historia de aquél funesto 98 y recordar también a mi padre porque como submarinista que fue, debió dolerle en lo más profundo de su corazón que su abuelo, Pascual Cervera Topete, no hubiera podido contar con este arma en su Escuadra.